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Cosas buenas que podría traer el #covid-19 (I)

Si llegas aquí buscando un masaje espiritual que alimente tus deseos íntimos de que las personas seamos mejores de alguna manera después de esta pandemia o de que se despierte una conciencia cósmica que nos haga ver lo importante que es cuidar el planeta o de qué sé yo qué sueños naif tengas, este no es el lugar.

Tampoco verteré mis opiniones acerca de la pandemia ni de su gestión a cualquier nivel, desde el local al internacional. Las consparanoias las dejaré para otros posts.

Lo que voy a hacer es dar algunas ideas para sacar algo positivo de esta pandemia. Ideas que se basan en la realidad cruda y dura, así que tampoco te esperes cosas súper chachis…

Empecemos el argumento por las vacunas contra el #covid-19.

Pongámonos en un escenario razonable: que la vacuna es financiada por el sistema público de salud para toda la población pero no es obligatoria, con lo que se vacunará la mitad de la población (lo asumimos así).

A tenor de los resultados de los pseudo-ensayos clínicos de que disponemos, harán falta 2 dosis separadas por unos días, para hacer algo que no se sabe muy bien qué es (si modula la respuesta del sistema inmune o elimina el coronavirus o lo enmascara o lo que sea… secreto industrial) y que no se sabe cuánto dura la inmunidad que genera, con lo que cada año podríamos tener que revacunarnos…

Aquí veo mucha pasta que va a salir de nuestro dinero (el presupuesto de los estados) directa a unos laboratorios farmacéuticos privados que se han ahorrado muchos costes para el desarrollo y comercialización de esas vacunas… Unos ahorros que, asumimos, los estados tendrán presentes a la hora de negociar los precios de esas vacunas…

Asumamos que el precio de las vacunas para los estados sea justo. Aún así, es un mogollón de pasta nuestra que apenas va a generar nada en nuestro país. Es decir, que vamos a generar unos beneficios astronómicos a unas empresas que, con suerte, dejarán alguna migaja aquí. El resto se irá a sus sedes y a fondos de inversión y demás piratas financieros.

Y nosotras y nosotros, financiaremos además, la vacunación! Es decir, el almacenamiento y transporte (a -80ºc serán empresas privadas las que hagan la distribución… calienta Florentino) y la administración de las mismas (celadores, limpieza, enfermería, administración, espacios…).

¿Y ves? Esto ya no me mola tanto… Es el mercado, amigo, que decía aquel honorable estercolero moral. Pues no, no es el mercado; es la falta de imaginación…

Porque toda esta molla se va a ir, sí, pero podemos hacer que una parte se quede aquí y aporte al sistema público de salud. Y sin hacer nada radical, que os veo…

Antes de seguir voy a hacer algo horrible: te voy a abrir los ojos respecto a los medicamentos y su relación con un sistema de salud público

Más de la mitad del coste total del sistema público sanitario se podría ahorrar si las personas comiesen sano, no fumaran ni bebieran alcohol e hicieran ejercicio.

En un mundo ideal, la gente se cuidaría mucho, pero en el mundo real la gente vive y algunas se cuidan y otras no. Así que los médicos tienen pocas opciones aparte de sugerir/sermonear/regañar/convencer a sus pacientes que se cuiden; fármacos para evitar las consecuencias más graves de no cuidarse: diabetes tipo 2, colesterol, hipertensión, ictus, quéséyo. Y no quiero decir que todas la personas que padezcan alguna de estas enfermedades no se cuiden, sino que no cuidarse puede llevar a ellas…

El otro 25% (a ojo) se podría ahorrar si la gente no se expusiera a riesgos (accidentes de tráfico, deportivos, en casa, resfriados, virus…). Lo mismo que antes, la gente vive. Y vivir entraña riesgos. Para éstas, hay tratamientos y terapias de muchos tipos, pero casi siempre hay un fuerte componente farmacológico acompañando estos procesos (antiinflamatorios, anticoagulantes, contra el dolor, antibióticos…)

Incluiría aquí también los fármacos psiquiátricos (que son un porrón los que se recetan) porque tampoco es que las personas que los necesitan se lo hayan buscado de alguna manera.

Del resto, que incluye el resto de enfermedades (las raras, las infecciones, virus, bacterias, genéticas, degenerativas…), la mayoría requieren medicamentos (muchos que son de uso exclusivamente hospitalario, para que tengas perspectiva).

Seguro que en un mundo ideal el sistema público podría hacer un estudio holístico de cada persona y proponer estrategias terapéuticas no centradas en los medicamentos y las pacientes seguirían las directrices pactadas y todo sería de puta madre… Pero en el mundo real hay que buscar soluciones efectivas y eficientes, y los medicamentos son de gran ayuda. Hay muchas terapias de puta madre, pero tienen unos costes (en tiempo, personas y recursos) inasumibles a nivel general, por lo que, si un medicamento puede solucionar los síntomas, bienvenido.

Puede que no te gusten los medicamentos (¡porque tú no tienes nada grave!) y odies a las farmacéuticas (pero llevas un móvil que SABES que está manchado de la sangre de personas en el Congo o te comes un puta hamburguesa vegana de soja cultivada en el Amazonas porque la vida es así y no eres millonaria), pero la realidad es que los medicamentos son un pilar imprescindible para el sostenimiento de la sanidad pública universal en el mundo real.

Espero que ahora tengas la perspectiva adecuada para seguir el razonamiento sin imaginar un mundo de Yupi sin medicamentos ni laboratorios farmacéuticos pero con las personas sanas porque así lo queremos entre todas y el Universo nos lo devuelve con amor y respeto… En fin.

Voy a centrarme en algo tan olvidado como la formación sanitaria continuada. Y no sólo la médica, sino también la de enfermería, auxiliares, técnicas…

Vamos al tajo, que vienen curvas!

Todo empieza con el borrador del Dictamen de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados.

En este borrador se propone la prohibición de actividades de formación continuada financiadas por la industria farmacéutica.

Suena bonito. No? Así la formación será imparcial, independiente, científica, crítica… Vale. ¿Qué formación es esa? Ah! Que no existe!! Que no hay partida presupuestaria dedicada a la formació continuada de las profesionales sanitarias. Que prácticamente toda la formación continuada está financiada por la industria farmacéutica. Qué cosas, mire usted.

Pues nada, a ver de dónde sale el dinero para financiar esa formación; la creación de esa formación y su impartición. Y la validación científica de la misma. Y su acreditación…

Si nos fijamos en lo suave que funciona la administración electrónica en este país creo que los cursos online los va a poder seguir suputamadre con un ordenador corriendo sobre Windows Vista, Flash, aceptando navegar sobre páginas inseguras sin certificado válido… Lo veo.

Lo mejor de todo es que encima te creerás que les asestas un golpe extraordinario a las farmacéuticas… Pajarilla. ¡¡¡SE LO AHORRAS!!!

Y de paso te cargas todo un sector de nicho que vive de formar a nuestras profesionales sanitarias (financiadas por la industria). Un nicho de diseño, formación, programación, innovación… Que será sustituido por algo que no existe y para lo que no hay financiación ni se le espera.

Guay!

Supongo entonces que los planes son crear un chiringuito molón (agencia, comisión o centro) para gestionar toda esta mandanga. Y asignarle un presupuesto. Molón, claro, pues debe competir por atraer a profesionales del sector farmacéutico… Imaginemos que esa pasta aparece por arte de magia (que se la quitamos a otras necesidades, vamos).

¿Será ese chiringuito capaz de gestionar esta formación? ¿Una formación que debe ser completamente revisada y reevaluada cada año? ¿Para todas las especialidades? ¿Acerca de los ensayos en ciernes? ¿Acerca de nuevos medicamentos? ¿De forma rigurosa, amena y sencilla? (recuerden que las profesionales se formarán en su tiempo libre).

Vale, dirás que la formación actual es sesgada, parcial, interesada… Se puede debatir; el caso es que es la única que hay.

Y, por lo que se ve, funciona bastante bien. Si analizamos el porcentaje de éxitos en el tratamiento de cualquier patología verás que siempre siempre va a mejor. Quizás poco a poco, casi imperceptiblemente, pero mejora.

Lo que plantea este borrador es dejar sin formación a las profesionales durante varios años (quizás bastante) y ver qué pasa. Vamos, política de teenagers adanistas. Serán las científicas que están gestionando esta pandemia en todo el mundo.

Venga, vamos a dejar de criticar y vamos a ser constructivas…

¿No sería más lógico, digo yo, legislar para que esa formación continuada, financiada por la industria ya que la financiación pública no existe ni se la espera, diera lugar a un sector innovador, dinámico e independiente?

Cosas sencillas tipo normativas, no leyes. Normativa acerca de cómo deben ser creados y validados los contenidos que fuercen a una mayor profesionalización del sector. Mayor transparencia en el coste real del curso. Competencia que fomente la innovación…

Es mucha pasta que hoy por hoy nutre a cientos de agencias, profesionales sanitarios, creadoras… Se podría usar el dinero de la industria para potenciar este sector tan interesante.

Pero no lo haremos. Creeremos que hemos ganado una batalla importantísima. Pero no…

¡Me olvidaba!

Quizás tú eres una profesional sanitaria y te entren ganas de gritarme que tú nunca te has formado de ninguna manera financiada por la industria. Que toda la formación te la paga el estado o tú misma.

Si te sientes tranquila creyéndote eso, enhorabuena por ser tan buena profesional y dedicar tu tiempo libre a formarte tan bien. Si eres oncóloga, hematóloga, internista o algo chungo de eso, me temo que antepones tus creencias y prejuicios a la salud de tus pacientes. Y de forma grave. No diré que eres una asesina, pero no haces todo lo posible por salvar vidas o mejorarlas con una burda excusa. Allá tú.

Si eres generalista o de primaria, puede que te creas que no es tan importante, que la mayoría de tus pacientes se pueden tratar «a tu manera». Nuevamente antepones tus creencias y prejuicios a la salud de tus pacientes. Quizás con menor frecuencia pero igual de gravemente.

Espera! Que aún tengo más mierda!!

En 2017 el gasto en formación médica continuada financiado por la industria fue de 200 Millones de euros.

🤨 WTF!!

A ver si en esta Comisión para la Reconstrucción Social y Económica hay alguna cabecita que logre que la industria invierta unos 500 Millones (mejor 1.000M, pero no seamos tan ambiciosas el primer año) en formación profesional (incluyendo enfermería, técnicas…) y profesionalice un nicho de mercado muy interesante de cara al futuro.

La alternativa que nos propone la Comisión nos permitirá, con mucha suerte y profesionalidad, que logremos arañar precios de medicamentos financiados hasta recuperar los ciento y pico millones que ahora invierte la industria. Y nada más.

No sé, se supone que son personas profesionales, maduras, científicas, capaces… No lo veo, nen.

Eso, que en 2018 sólo el 41,6% de las médicas en activo participó en actividades de formación continuada. Menos de la mitad.

Un beso a la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica 😘

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