Yo soy capaz de cometer auténticas locuras. Y cuando digo locuras no me refiero a practicar deportes extremos o a vestir de forma extravagante; ni siquiera a comportamientos antisociales o a hacerme apicultor… (que de todo esto soy capaz…)
Me refiero a locuras que no me atrevo a contarle a nadie. Ni a Pepito Grillo ni a nadie. Ni siquiera a mí mismo porque ya sé qué me dirá el espejo.
Pero el otro día, preguntándome en voz alta porqué cometía estas locuras, un ángel contestó: «Vivir«. Nada más. Sólo dijo vivir.
Vivir
Y hoy estoy vivo.
Al 5%, pero vivo…
Sigo.
Oculto entre las sombras como una pantera lamiendo mis propias heridas…
No es quien seas en tu interior, es lo que haces lo que te define.
Y yo ya he hecho bastante.
Ahora toca dejar que el destino elija el sendero por mí.
Ponle al destino la cara o aspecto que quieras.
A mí ya me da igual.
Que vuelen altos los dados…
Deja una respuesta