#TodosSomosLeoMessi

Se supone que el F.C. Barcelona debería tener a los mejores profesionales del mundo; y no sólo a nivel deportivo, sino a nivel de los profesionales que manejan un tinglado de cientos de millones de euros y que levanta pasiones en cientos de millones de personas…

Pero no. Resulta que un lumbreras, con la connivencia de toda la cúpula dirigente, lanza una campaña penosa con la que pretende  lograr que todo el barcelonismo se solidarice con su estrella. Una estrella que siempre han vendido como el chaval que sólo piensa en fútbol desde pequeño, que lo ha sacrificado todo, que es solidario, bueno, simpático, majo, familiar, català, tonto… Bueno, esto último no sé si lo han fomentado o es que no había nada más que hacer. Y que conste que el chaval me cae bien y me parece un gran profesional, pero me caen mejor los profesionales sanitarios, los profesores, los asistentes sociales, los cuidadores… Vamos, nuestro Estado. Todos.

Lo que más me molesta de todo es ese afán de los multi-millonarios de robarnos a todos (sí, ya sé, no hay violencia y, los pobrecitos, tienen que pagar mucho… ¡hij@deputa!). ¿Para qué coño quieren más? Si no se lo pueden gastar. Se creen (y son) más listos que el resto y, por eso, tienen derecho a no devolver nada a la sociedad. Aunque ni eso creo que piensen; piensan en que les lleven el yate a Ibiza, uno más grande, se lo dejen amarrado en el puerto, se lo llenen de niñas bonitas, dejen que la gente vea desde lejos su poderío y luego, llegue él desde el aeropuerto a molar… Con una ropa aún más cara. Con un champán aún más caro. Con unas joyas aún más caras. Con su puta madre…

¡Tócameloshuevosmariahelena! Más cañí no se puede. Y por cañí me refiero a Español, de España, de este país en el que los sinvergüenzas son jaleados y adorados, comprendidos y votados. Este país que ha logrado involucionar la democracia a base de corrupción, pasarse la separación de poderes por el forro de los cojones, endurecer las leyes de libertad de expresión y hacer de lo paleto nuestra bandera.

¡Pero si tenemos un ministro con ángel de la guarda, que pone medallas a vírgenes y periodistas afines, que prostituye la labor policial y fiscal con sucias artimañas y que, encima, va a misa con aires de buen cristiano! ¿Qué más se puede pedir a un país de mierda? Los extranjeros nos adoran: somos los indígenas europeos. Pobres vascos que se creían tan exclusivos ellos, y resulta que la Marca España es mil veces más poderosa. Y por Marca España no me refiero a un supuesto prestigio internacional por nuestra ridícula I+D, desangrada por enchufismos y chanchullos, sino a lo que proyectamos al mundo. Y, siento desilusionarte: somos los bufones.

Y ahora Messi. Qué forma más estúpida de desprestigiar un club que hacía del señorío, la humildad y el seny sus señas de identidad (otra cosa es que así fuera, que en esto del fútbol hay de todo). Que abroncaba a su equipo si no ponían ganas o a los dirigentes si su gestión era mala. Pero ahora es business. Como la Coca Cola. No te engañes…

En fin, nada más que añadir. No vale la pena.

Y va y muere un pobre chaval, un torero. Y esas 2 Españas, carcomidas y rencorosas, salen a la luz de nuevo, olvidando que hay una tercera España.
Me quedo con Frank Cuesta, del que apenas sé nada, aparte del injusto acoso a su mujer (leed la noticia, que quizás os llevéis una sorpresilla), dado que no tengo tele desde hace años y trato de mantenerme alejado del adoctrinamiento estupidizante en la medida que puedo. Y eso que el periodismo teóricamente serio (jajajajajaja) hace todo lo posible noticiando hasta las discusiones o los desnudos de la basura telerrealista. Mecagoensuputamadre, periodismo lo llaman…

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